Por fin los escritorios tienen entidad propia y hemos dejado, en la medida de los posible, de
utilizar las mesas de la cocina o el comedor para hacer los deberes o realizar los trabajos
administrativos o intelectuales.
Como decía Virginia Woolf, hemos tratado de buscar “una habitación propia” en cada casa
para realizar esas tareas que requieren de concentración, pero cuando no lo conseguimos, esta
pieza tan especial del mobiliario se ha podido integrar en los huecos y zonas más inverosímiles
de nuestros hogares.
Aquí os dejamos algunos ejemplos…
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